Proyecto Humanidades Digitales

¿Por qué hacer una edición digital es un proyecto de Humanidades Digitales

Entendiendo que las Humanidades Digitales, HD, como campo de reflexión disciplinar y metodológico que atiende a nuevas lógicas de investigación y creación heurística, se hace cargo no solo de la preservación de la memoria histórica que hemos construido como colectivo humano, sino de la producción del conocimiento accesible universalmente desde las herramientas digitales como medios para conservar, difundir y ampliar su alcance, es comprensible, entonces, que la edición digital haga parte fundamental de los procesos que permiten construir dicho conocimiento porque, de lo contrario, los documentos –en especial aquellos con un valor histórico intrínseco notable– que reposan anquilosados en las bibliotecas o en las colecciones públicas y privadas, además de correr el riesgo de extraviarse, no tendrían el radio de difusión que facilita la digitalización de su contenido.

En este sentido, las ventajas que se obtienen con la edición digital son múltiples, entre ellos, la preservación en otro formato diferente al análogo, la salida a la luz pública de nuevos registros históricos, el aumento del conocimiento gracias al aporte interdisciplinar de los investigadores que accedan a los documentos desde diversas partes del mundo y la publicación de un texto de naturaleza generativa que se crea y recrea de manera permanente a partir de las contribuciones de esos investigadores y de los editores.

Ahora bien, para quienes dentro de su proceso valorativo les sea importante revisar personalmente la materialidad de la obra, esta sería la única desventaja si se encuentran en lugares distantes a aquel donde reposa el material, no obstante, con desarrollos avanzados como el de la fotogrametría, que permite modelaciones muy fidedignas de objetos reales a escala digital en 3D, ese obstáculo puede subsanarse y, así, no perder en el proceso de la difusión la construcción de un nuevo y más robusto saber.

Para el caso de los tres tomos de la revista Humano, dicho proceso de edición digital consistió en cinco etapas: en una primera instancia se llevó a cabo la digitalización por parte de la Sala de Patrimonio Documental de la Biblioteca Centro Cultural Luis Echavarría de la Universidad EAFIT, en el scanner fotográfico Book2Net –fase que a su vez, y de acuerdo con la explicación que brindan sus gestores, consta de nueve pasos: verificación que la pieza esté libre de derechos de autor, costatación de su buen estado, definición de la temática, entrada de metadatos, ingreso del documento a la comunidad a 300 mpp (megas por pixel), ingreso del número bibliográfico, montaje del archivo, envío para análisis y exposición al público–. En la segunda etapa se hizo la conversión de los textos a formato editable gracias a la opción OCR –Optical Character Recognition– que facilita el software de AdobePro. Después, se efectuó la normalización del texto plano en formato .txt para, en cuarto lugar, hacer su correspondiente marcación, tanto estética en lenguaje HTML, como semántica en TEI-XML. Por último, se publicó en una página Web.

En este orden de ideas, la revista Humano se configura como un documento con relevancia particular en el ámbito de las Humanidades Digitales porque gracias a su edición digital recupera una obra centenaria y exclusiva que se convierte en objeto interesante de estudio para un público entusiasta de los registros literarios históricos preocupado por comprender, no solo el contexto, el lenguaje y diversas formas de expresión escrita de antaño, sino también –y gracias a ello– los de hoy, con el ánimo de advertir diferencias que permitan observar la evolución de nuestras maneras de comunicación y, por esta vía, reconocer nuevos cuestionamientos que incrementen el aporte del humanista al entendimiento de quiénes somos.


¿Para qué conservar?

Tanto historia como memoria son construcciones que tramitan el pasado, pero desde orígenes y objetivos divergentes. Para comenzar, la memoria nace de la experiencia vivida por un individuo o de su distribución compartida por un grupo de ellos (“memoria colectiva”), con la posibilidad, incluso, de expandirse espacial y materialmente -lo cual repercute en que sean otros registros, adicionales al ser humano, los que le brinden soporte (ej. documentos, arquitectura, ruinas)-, con el fin de perpetuar el pasado desde ese carácter polifónico y multiperspectivista. La historia, en cambio, nace de la memoria y se configura como un campo del saber que, mediante una puesta en relato, responde a los cuestionamientos que ella suscita, con el fin de fijar el pasado.

En este orden de ideas, si la memoria es el fenómeno de la vivencia y la historia es su puesta en relato, la literatura es la herramienta que las une por triangulación mediante la materialidad en que se inscriben y las estrategias discursivas y compositivas a que atienden; en otras palabras, la literatura es la puerta de entrada a los hechos del pasado que las otras dos comunican. De esta forma, el referente de memoria de la revista Humano sirve a los humanistas de distintas disciplinas (ej. literatos, historiadores, filósofos, antropólogos, etc.) para matricular en un relato teórico más hilvanado las singularidades que exponen sus tres tomos, valiéndose de un contexto histórico que colabora con la construcción de un conocimiento útil para comprender mejor el pasado y el presente. Por lo anterior, si se entiende que los archivos históricos conservan un señero patrimonio que es insustituible, entonces evitar que una publicación con un acervo histórico valioso como la revista Humano caiga en el olvido, es razón suficiente para abogar por su preservación, no solo física y material, sino digital.

A partir de la lectura de los tres tomos de la revista HumanoHUMANO MENCIONAR CUÁLES SON LOS APORTES DE SUS AUTORES Y DE LAS IMÁGENES QUE EXHIBEN. Como su nombre lo indica, tanto Humano 1 (mayo de 1913), como Humano 2 (junio de 1913) y Humano 3 (julio de 1913) son publicaciones que responden al espíritu humanista y artístico de las profesiones que refieren las biografías de los miembros de su Junta Directiva, quienes también figuran como autores al interior de las mismas: Rafael Mesa (1875 – 1958, fotógrafo, ilustrador y músico); Luis Eduardo Vieco (1882 – 1955, dibujante); Julio Posada R. (1881 – 1947, cuentista, poeta y novelista) y Ángel Díaz (1853 – 1939, educador y geógrafo). Los demás escritores que colaboraron con la publicación también hacen honor al humanismo que esta manifiesta, sin perder de vista la heterogeneidad de sus ocupaciones: desde los poetas y periodistas, pasando por el médico, el político parlamentario, el académico ensayista y crítico histórico, hasta el contador, el abogado y el músico. Así, cuentos, poemas, textos dramáticos, dedicatorias, noticias, artículos sobre ciencia y educación, fotografías, dibujos, ilustraciones, publicidad e, incluso, una partitura, hacen parte del variopinto mosaico de géneros y técnicas que componen el contenido de los tres tomos. Entre todos ellos, los poemas tienen un protagonismo ineludible: de un total de 31 textos publicados, los poéticos ocupan una tercera parte del contenido, el 35% (11 poemas), seguidos por los siete anuncios publicitarios que suman el 23%; es decir, casi el 60% del contenido total lo aportan solamente estas dos tipologías. En el primer caso prevalece la variedad de temas puesto que abarca la muerte, la ciencia, la naturaleza, la ciudad, la mujer y el amor. Los anuncios son más específicos en tanto que solo aluden a dos categorías: la comercial (Almacén Británico y Sastrería Francesa) y la educación en geografía. Ahora bien, valga resaltar que dentro de un abanico temático tan disímil como pintoresco –infraestructura vial, ciencia, religión, música, teatro, naturaleza, urbe, geografía, amor, muerte, hurto, infancia y comercio– el tratamiento de la mujer ocupa el papel más representativo por cuanto es el más abordado: en una segmentación inicial de 14 materias sobre las que versan los textos, y un total de 38 eventos dentro de los cuales estos últimos están enmarcados, el asunto femenino aparece 6 veces (16%), mientras que muerte, naturaleza, educación en geografía y anuncios comerciales aportan una tasa del 11% cada uno, es decir, casi el 60% del contenido está concentrado únicamente en el 13% de las cuestiones expuestas, lo que convierte este dato en uno muy revelador para entender las prioridades de enfoque en la información seleccionada a la hora de publicar. En este orden de ideas, hay que resaltar que el modo como es representada la presencia femenina en el tema de los escritos es a través de su rol como artista (tres menciones especiales a la actriz de teatro y cine mexicana, Virginia Fábregas), religiosa o monja, mujer amada y campesina. Ahora bien, su papel como escritora al interior de la revista es inexistente, únicamente aparecen figuras de escritores masculinos, lo cual es esclarecedor para entender, tanto desde la representación como desde el oficio, que el inicio del siglo XX, si bien es cierto que se configuró como el tránsito a la modernidad en Colombia, fue una época donde la profesionalización de la mujer era una rareza tan exclusiva como los únicos tres ejemplares que se conservan de Humano y su relevancia textual residía en el protagonismo que le otorgaban los hombres de letras en sus temáticas. Por último, pero no menos importante, la carga visual multicolor de los tres tomos es palmaria, al igual que el anonimato general de los artistas que completaron las imágenes. Salvo raras excepciones en las que aparece la firma del creador, las demás permanecen en el silencio autoral absoluto. Son tres los tipos de técnicas a las que hacen alusión: acuarela, fotografía, dibujo o ilustración. Estos dos últimos configuran la gran mayoría de creaciones gráficas, dado que acaparan el 79% de ellas (27 en un total de 34 piezas). En términos generales hay una correspondencia casi directa entre imagen y texto, con algunas excepciones donde aquellas aparecen en una sola página o un doble página completo, por ejemplo, la acuarela De El Poblado (Humano 1, p. 5), la imagen intitulada de la página 9 en Humano 2 y la fotografía de Gerardo de Nieva en Humano 3 (pp. 6-7). En términos generales, Humano es parte del capital cultural que refleja, por un lado, valores tradicionales y conservadores (como los poemas Rosas y Campesina, o la nota autobiográfica, El Carpintero de Nazareth) y, de otra parte, los avances en ciencia (Cencia y Cacao Sabanero) y en desarrollo (La vía al Golfo de Urabá) de un país con tan solo cinco millones de habitantes que recién habían salido de la Guerra de los Mil Días (1899 - 1902) para comenzar a atestiguar importantes cambios por cuenta del advenimiento del modernismo y, con este, del progreso en materia económica (exportación de café y petróleo) y de reconfiguración social (migraciones del campo a las ciudades en vías de industrialización, lo que puede explicar la presencia de la naturaleza y de la urbe en el temario descrito líneas atrás). Así las cosas, la edición digital de esta publicación permite adentrarnos en el conocimiento e investigación de estilos particulares de expresión que son el reflejo de una época cuya evolución nos convoca, hoy, a su reflexión. Hacerlo desde la virtualidad que facilita dicho formato elimina las barreras espacio-temporales asociadas al metódo análogo.